Fuiste huracán en medio del desierto,
te atreviste a desvestir mis miedos
y darme la seguridad que necesitaba para volver a volar.
Conseguiste destruir los muros que me separaban de ti y los hiciste pedazos.
Pero yo no lo conseguí,
No pude colarme en tus pensamientos,
no pude conseguir que sintieras lo mismo,
y eso lo supe la última vez que te miré a los ojos y dejaron de brillar.
Ya no te ilusionaba.
Dejó de haber magia y sólo sentí la inmensa noche aplastarnos como si nunca hubiésemos existidos, como si nunca hubiésemos sido nosotros.
María.
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